Por J. Carlos Rodríguez
Hoy quisiera compartir una anécdota de mis tiempos de Bachillerato, que conservo con mucho cariño en la memoria y que tiene que ver con una palabra del léxico canario (o español que se habla en Canarias): "pejeverde".
Doña Herminia, nuestra profesora de Lengua, era una señora que recuerdo físicamente muy al estilo de las institutrices de las novelas del siglo XIX: por su delgadez, su forma de vestir y su seriedad. Aunque era algo estricta en su labor de enseñanza, sus ojos -grandes- parecían en ocasiones transmitir cierta inseguridad. Era de esas personas que cuando se enfadan pierden los papeles, momentáneamente, casi como las madres que reprenden a sus hijos, pero se reponía en segundos como si no hubiese pasado nada.
Recuerdo que teníamos que hacer un glosario con nombres de peces. La tarea era fácil... y me lucí. Cuando me tocó citar y deletrear en voz alta la lista de peces que había recopilado, salió de mi boca la palabra "pejeverde".
Doña Herminia, que por cierto era canaria y aunque fuese profesora de lengua no usaba otra forma dialectal, me dijo que no se decía "pejeverde", que eso era un barbarismo, que la forma correcta de llamarlo era "pez verde". Y no le faltó razón, pero entonces yo no lo sabía. Con el tiempo aprendí que el pez verde, denominado científicamente Thalassoma pavo, es un lábrido que habita en el Atlántico oriental desde Portugal hasta Gabón, incluyendo los alrededores de las Azores, Madeira, Canarias, São Tomé y la zona meridional occidental del mar Mediterráneo.
Sin embargo, como solemos decir por estos lares popularmente, yo no me bajé del burro e insistí en que el pez se llamaba "pejeverde" sin más, que nunca había oído a nadie denominarlo "pez verde". Claro que, en mi pesado intento de convencerla, sin ánimo de fastidiar pero orgulloso de nuestra forma de hablar, su monumental enojo dio por zanjada la exposición.
Yo estaba indignado. Sentí que había quedado mal delante de mis compañeros de clase, que en tono de burla y en voz baja me decían: "!pejeverde, pejeverde!", sin parar de reír. Por eso, al día siguiente, mi tozudez me hizo llevar a clase un libro de peces de Canarias donde aparecía mi amigo el Thalassoma pavo con su denominación insular: pejeverde.
Se lo mostré a doña Herminia y, a pesar de mi explicación, no hubo forma de convencerla. Una vez más volvió a enfadarse, para regocijo de los demás alumnos que casi terminaron por colgarme el San Benito o mote de "pejeverde" a lo largo del curso.
Tardé tiempo en comprender que la buena y sufrida doña Herminia, aun siendo canaria, no podía admitir esta voz. Al fin y al cabo, se trataba de una profesora de Lengua Española que se preocupaba por enseñarnos lo mejor posible, y esa lista de peces era un ejercicio para poner a prueba nuestra destreza con las letras y corregir las faltas de ortografía: merluza, bacalao, atún, sardina...
Ah. De todo aquello sólo saqué en claro que ´"pescado" se refiere a los peces que se usan como alimento. Lo lógico sería decir "pez" cuando hablamos de estos vertebrados. Pero ¿que canario dice "peh" o "peseh"? "¡Pescado!", de toda la vida... "al fondo vaigas y pescado traigas".
Hoy quisiera compartir una anécdota de mis tiempos de Bachillerato, que conservo con mucho cariño en la memoria y que tiene que ver con una palabra del léxico canario (o español que se habla en Canarias): "pejeverde".
Doña Herminia, nuestra profesora de Lengua, era una señora que recuerdo físicamente muy al estilo de las institutrices de las novelas del siglo XIX: por su delgadez, su forma de vestir y su seriedad. Aunque era algo estricta en su labor de enseñanza, sus ojos -grandes- parecían en ocasiones transmitir cierta inseguridad. Era de esas personas que cuando se enfadan pierden los papeles, momentáneamente, casi como las madres que reprenden a sus hijos, pero se reponía en segundos como si no hubiese pasado nada.
Recuerdo que teníamos que hacer un glosario con nombres de peces. La tarea era fácil... y me lucí. Cuando me tocó citar y deletrear en voz alta la lista de peces que había recopilado, salió de mi boca la palabra "pejeverde".
Doña Herminia, que por cierto era canaria y aunque fuese profesora de lengua no usaba otra forma dialectal, me dijo que no se decía "pejeverde", que eso era un barbarismo, que la forma correcta de llamarlo era "pez verde". Y no le faltó razón, pero entonces yo no lo sabía. Con el tiempo aprendí que el pez verde, denominado científicamente Thalassoma pavo, es un lábrido que habita en el Atlántico oriental desde Portugal hasta Gabón, incluyendo los alrededores de las Azores, Madeira, Canarias, São Tomé y la zona meridional occidental del mar Mediterráneo.
Sin embargo, como solemos decir por estos lares popularmente, yo no me bajé del burro e insistí en que el pez se llamaba "pejeverde" sin más, que nunca había oído a nadie denominarlo "pez verde". Claro que, en mi pesado intento de convencerla, sin ánimo de fastidiar pero orgulloso de nuestra forma de hablar, su monumental enojo dio por zanjada la exposición.
Yo estaba indignado. Sentí que había quedado mal delante de mis compañeros de clase, que en tono de burla y en voz baja me decían: "!pejeverde, pejeverde!", sin parar de reír. Por eso, al día siguiente, mi tozudez me hizo llevar a clase un libro de peces de Canarias donde aparecía mi amigo el Thalassoma pavo con su denominación insular: pejeverde.
Se lo mostré a doña Herminia y, a pesar de mi explicación, no hubo forma de convencerla. Una vez más volvió a enfadarse, para regocijo de los demás alumnos que casi terminaron por colgarme el San Benito o mote de "pejeverde" a lo largo del curso.
Tardé tiempo en comprender que la buena y sufrida doña Herminia, aun siendo canaria, no podía admitir esta voz. Al fin y al cabo, se trataba de una profesora de Lengua Española que se preocupaba por enseñarnos lo mejor posible, y esa lista de peces era un ejercicio para poner a prueba nuestra destreza con las letras y corregir las faltas de ortografía: merluza, bacalao, atún, sardina...
Ah. De todo aquello sólo saqué en claro que ´"pescado" se refiere a los peces que se usan como alimento. Lo lógico sería decir "pez" cuando hablamos de estos vertebrados. Pero ¿que canario dice "peh" o "peseh"? "¡Pescado!", de toda la vida... "al fondo vaigas y pescado traigas".