viernes, 3 de junio de 2016

Sí a la cultura popular

Siglo XXI: la globalización es imparable, los tiempos avanzan y es lógico que los valores tradicionalistas de cada región vayan quedando en el olvido, Hace ya mucho tiempo que casi todos los rincones del mundo, incluso los más remotos, han cambiado las fibras naturales por el plástico, las bestias de carga por los automóviles o el carbón por la luz eléctrica. Hay que avanzar y el ser humano es la única especie animal que continúa evolucionando a pasos agigantados y convirtiendo la Naturaleza en un supuesto paraíso, artificial, pero de bienestar.

Pero no hay que renegar de nuestra condición animal, guste o no guste esta expresión, porque aún hay quien no cree en teorías darwinianas., ni olvidarse de la Naturaleza, que, al fin y al cabo, es la que nos sustenta.

Hace ya mucho tiempo que me hartan los... ¿cómo denominarlos?... ¿los modernos?. Hablo en particular de la región que me ocupa, que es Canarias. Hay quienes presumen de ir a la moda, de estar al día y de convivir con la actualidad. No hay nada de malo en todo eso, pero ¿por qué despreciar la cultura popular?... Si prefieres ver lucha canaria en vez de fútbol, o si prefieres escuchar folklore en vez de música pop, ¿eres un "mago" (que se diría en Tenerife), una persona bruta y sin cultura?.

Fiesta popular de La Rama., Agaete, Gran Canaria. Fiesta de Interés Turístico Internacional desde 1972.
Foto: grancanaria.com

El término "cultura popular" es el que hace referencia al conjunto de patrones culturales y manifestaciones artísticas y literarias consumidas preferentemente por las clases populares (clase baja o media sin instrucción académica) por contraposición con una cultura académica, alta u oficial centrada en medio de expresión tradicionalmente valorados como superiores y generalmente más elitista. Desafortunamente también más excluyente.

No me molesta que haya personas que prefieran escuchar a Michael Jackson o a Beethoven (a mí también me gustan) en vez de Los Sabandeños o Los Gofiones. Pero me indigna que se utilice, por ejemplo, la música popular para hacer campaña y atraer y convencer a la "plebe" en masa, inculcándoles que tienen algo en común con ellos, creando una atmósfera que haga pensar que no existe distinción de clases.

Los consumidores de la cultura popular siempre han sido una mayoría débil, mientras que "los listos", los que han disfrutado de cultura académica, son una minoría poderosa. Ésto no lo achaco al devenir de las nuevas tecnologías y la modernidad, sino al desprecio de esas minorías al populacho. Siempre ha sido así, pero ¿nos arrepentiremos?. Creo que no hay que olvidar, y mucho menos erradicar los valores culturales originales.

He conocido, por ejemplo, mucha gente entrañable que, sin apenas saber leer y escribir, podrían dar clases de Humanidades al universitario más listo de la clase... simplemente a través de sus conocimientos locales, tolerancia y educación (con letras minúsculas). Esto no significa que yo, personalmente, prefiera que los que no tienen posibilidad de continuar su Educación después de la escolarización sigan sin una instrucción menos valorada socialmente. Se puede despreciar la cultura popular, pero no frustrarla, ni mucho menos eliminarla: es una base original que distingue a unos de otros, proporcionando personalidad.

En resumen, es mejor ser un "mago" con cultura propia que un académico sin una personalidad definida, que no gira con el mundo, sino con la actualidad que en éste se mueve. No deja de ser "cultura", una palabra que los más poderosos quieren apropiarse sin apenas entenderla en su más remoto origen.

Y ya que vivimos en una sociedad capitalista, obviamente consumista e imparable, hasta que no exista una crisis que afecte a todo el planeta en su conjunto, menospreciar (y por tanto
eliminar) la cultura popular sería como erradicar las "marcas blancas" de un Centro Comercial, esos productos más accecibles y consumidos por la mayoría, los que al fin y al cabo crean más beneficios a los productores.

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