viernes, 3 de enero de 2014

Puerto de la Cruz y yo

Nací en el Puerto de la Cruz, y me crié en uno de sus barrios periféricos: Punta Brava. Por eso es inevitable que dedique muchas de mis publicaciones al municipio y al vecindario. "El Puerto", como se conoce popularmente, es un mágico rincón costero a los pies del Valle de La Orotava, en la isla de Tenerife.

Desde niño, he visto como la ciudad ha ido creciendo desmesuradamente, y en consecuencia perdiendo el encanto tradicional y natural que muchos como yo todavía conservamos en la retina, como si de una lágrima aún fresca se tratase. Y no recurro al tópico de que "cualquier tiempo pasado fue mejor"., sólo hay que echar un vistazo a la historia moderna del municipio para certificar que no me equivoco.

Pero a pesar de su alocado proceso de urbanización en pos del turismo y del llamado progreso, Puerto de la Cruz sigue conservando resquicios de belleza que lo convierten en un espacio maravilloso para la convivencia y el regocijo.

Posiblemente esos paseos de mi niñez, en un entorno entre tabaibas y tarajales, polvareda y arena, motivaron mis ansias creativas y acrecentaron mi amor por el terruño.

 Recuerdo con añoranza salir de la escuela y no ir directamente a mi casa, sino perderme en busca de los detalles que me brindaba la madre naturaleza, pequeños tesoros escondidos en la arena y en los charcos, como conchas marinas, o perderme por el barranco de San Felipe, por el desaparecido camino de Las Dehesas o Los Roques en busca de insectos y plumas de aves... incluso pequeñas piezas de barro cocido o piedras cortantes que algunos aseguraban ser herencia de los  guanches.

Todo lo anteriormente mencionado, unido a mi gusto por el dibujo, la pintura y la poesía, es en resumen una referencia que espero que sirva a los seguidores de este blog para comprender mejor el desarrollo del mismo...

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